Personas,
ciencia infusa, '¡ fluya!' - dijo usted.
Y
la tez humedeció por instantes, largos mares de atrezos de ser, de
violines
transformados en piano, cuya cola esconde tus lágrimas bajo un solo nombre, común para muchos, veraz por pocos.
Ya
no sé si gritas a golpe de tecla o juegas a las sensaciones con las
cortantes cuerdas.
Me
frustra cuando todos murmulláis y habláis bajo un mismo compás y
ni las aes hacen mella.
Entonces ella me entiende, se refrena,
tiembla.
Y ellas, las letras, pesan, tensan las cuerdas, el cabello y
vello de tus más íntimos recuerdos.
¿Pero
sabes de qué hablo?, ¿por qué he abierto mi mano y silenciado mi
llanto?.
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