domingo, 1 de abril de 2012

Un poco de serotonina,por favor..

       No recuerdo cómo hueles, ni la densidad de tus lágrimas. Añadamos también que el alcance de tus palabras es menor que el silencio. La forma en que invocabas mi presencia se ha vuelto algo abstracta, por no decir imaginaria y platónica, alimentada del entorno televisivo y poco más.

      No confío ni en tus pensamientos de autoconvencimiento cuando bajo su dosis de serotonina le niegan a tu persona su descendencia. Así como cuando despiertas y caes de tu cama y un vecino ya vino a por todo el azúcar.
Al final todos nos vendemos al mejor postor.
                                               ....desde entonces compro sacarina.